La esquizofrenia es un trastorno mental que puede aparecer repentinamente o de forma gradual. Los síntomas varían entre las personas, pero suelen ser lo suficientemente graves como para interferir con la capacidad laboral, las relaciones sociales y el autocuidado. Los síntomas pueden ser leves al principio y pueden desencadenar o empeorar debido a eventos estresantes o el consumo de drogas.
Los síntomas de la esquizofrenia se dividen en cuatro categorías principales: síntomas positivos (distorsión de las funciones normales), síntomas negativos (disminución o pérdida de las funciones emocionales y sociales normales), desorganización (trastornos del pensamiento y comportamiento extravagante) y deterioro cognitivo.
Los síntomas positivos incluyen delirios y alucinaciones, mientras que los síntomas negativos incluyen una expresión reducida de las emociones, pobreza del habla, anhedonia y falta de sociabilidad. La desorganización implica trastornos del pensamiento y comportamiento extravagante, y el deterioro cognitivo se refiere a dificultades para concentrarse, recordar, organizar, planificar y resolver problemas. La gravedad del deterioro cognitivo puede determinar la discapacidad global de las personas con esquizofrenia.