La artrosis de rodilla es el tipo más común de artrosis, y se pueden distinguir dos tipos diferentes: la artrosis primaria y la artrosis secundaria. La artrosis primaria está estrechamente relacionada con el envejecimiento y la genética, y se produce por el desgaste natural de las diferentes partes que componen la rodilla, como los huesos, la membrana sinovial y el cartílago. Por otro lado, la artrosis de rodilla secundaria se produce como consecuencia de una lesión previa, como una fractura o una lesión de ligamentos, y suele afectar especialmente a deportistas y personas obesas, debido al mayor esfuerzo que realizan en sus rodillas.
En este tipo de artrosis, las partes interna y/o frontal de la rodilla son las más afectadas, provocando dolor al realizar esfuerzos y dificultad para realizar movimientos de la articulación. Con la evolución de la enfermedad, el paciente puede experimentar cojera y notar chasquidos al mover la rodilla. Es importante tratar esta enfermedad de forma adecuada para evitar un mayor deterioro de la articulación y mejorar la calidad de vida del paciente.